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DEFENSA FRONTE ÁS CIBERAMEAZAS

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China ha desmentido las acusaciones presentadas por dos legisladores estadounidenses, según las cuales el país asiático habría infectado los ordenadores del Congreso Norteamericano. El jueves, China declaró que no habría sido capaz de realizar un ciberataque tan sofisticado, al ser un país en vías de desarrollo, y que también era una víctima de la ciberdelincuencia.

El portavoz de Asuntos Exteriores chino, Qin Gang, expresó su deseo de que “no cunda el pánico entre los ciudadanos de los Estados Unidos, y que contribuyan al entendimiento mutuo, a la confianza y a la relación cordial entre Estados Unidos y China”.

El miércoles, el representante de Virginia, Frank Wolf, y el representante de Nueva Jersey, Christopher H. Smith (veterano republicano del Comité de Asuntos Exteriores) informaron de que los ordenadores de sus despachos habían sufrido ataques emitidos desde China. Ambos legisladores, conocidos por denunciar la violación de los derechos humanos en China, dijeron que los ordenadores contenían información relacionada con miembros de la disidencia.

Wolf indicó que los ordenadores atacados eran utilizados por el personal de asuntos exteriores y derechos humanos, el jefe de dicho personal, el director legislativo y el personal del Comité Judicial en el Congreso. A falta de pruebas, dijo que probablemente también se hubieran infectado los ordenadores del Ministerio de Asuntos Exteriores y del Senado.

Las acusaciones se iniciaron a raíz de que las autoridades estadounidenses investigaran si los funcionarios chinos habían copiado en secreto los contenidos de un portátil perteneciente al gobierno -durante la visita a China del Secretario de Comercio de EE.UU., Carlos M. Gutierrez, el pasado mes de diciembre – y si habían usado la información para atacar los ordenadores del Departamento de Comercio. China también negó su implicación en este incidente, considerando que los cargos no tenían fundamento alguno.

Por otra parte, Wolf ha recomendado al presidente Bush que EE.UU. se retire de los Juegos Olímpicos de Verano, por las continuas violaciones de derechos humanos que se producen en China, y Smith ha introducido una ley que pretende prohibir la cooperación de las empresas tecnológicas de EE.UU. con países como China, que censuran la información sobre derechos humanos y sobre democracia en Internet.

El mes pasado, en un encuentro privado del Comité de Inteligencia, el Pentágono reconoció que su red de ordenadores sufre más de 300 millones de ataques diarios provenientes del exterior.

En los últimos años, las autoridades federales se están preocupando cada vez más por el feroz despliegue -por parte del gobierno chino- de científicos, ingenieros, hombres de negocio y estudiantes dedicados a rastrear información de los EE.UU. La protección frente a los ciberataques y los delitos tecnológicos es la tercera prioridad del FBI, después de la lucha contra el terrorismo y la corrupción.

El FBI y la Casa Blanca han declinado hacer comentarios al respecto. La Administración Bush ha sido cada vez más reacia a reconocer públicamente los ciber-ataques, especialmente aquellos relacionados con China.

Estas últimas acusaciones forman parte de diversos incidentes de ciberseguridad atribuidos a China. Por ejemplo, el año pasado, varios funcionarios de Alemania, EE.UU. y Reino Unido acusaron al ejército chino de haber apoyado los ataques contra las redes del gobierno y del ejército norteamericano.

Debate en el Hemiciclo

Durante el debate del pasado miércoles en el Hemiciclo, Frank  Wolf añadió que los ordenadores de un tercer miembro, el representante Mark Steven Kirk, también había sido atacado; sin embargo, un portavoz directo de Kirk no confirmó esta declaración.

En dicho debate, Wolf comentó que “el potencial para realizar ciber-ataques masivos y coordinados contra los EE.UU. ya no es un problema futuro”, y añadió: “He vivido esta experiencia de primera mano y estoy muy preocupado porque esta institución no está protegida adecuadamente”.

Según Wolf, los ataques se iniciaron a principios del 2006, cuando cuatro de los ordenadores del Capitolio fueron infectados. Se sabe que, después de uno de esos ataques, un coche con matrícula perteneciente a un funcionario chino se dirigió a los suburbios de Washington y tomó fotografías de la casa de un disidente.

A su vez, Smith declaró que dos de los ordenadores del subcomité mundial de derechos humanos fueron atacados en diciembre del 2006 y en marzo del 2007. En este caso, los hackers accedieron a la correspondencia electrónica entre su oficina y los grupos de derechos humanos, a las identidades de los disidentes y a las grabaciones de más de veinticuatro conversaciones sobre la violación de los derechos humanos.

Según los demócratas, los miembros del Congreso tuvieron parte de responsabilidad en el robo de datos, ya que algunos legisladores olvidaron actualizar sus ordenadores con el último software de seguridad y otros no reconocieron las consecuencias de haber visitado ciertas páginas web.

La representante demócrata de California, Zoe Lofgren, apuntó: “Si los miembros del Congreso acceden a sitios web de China, adoptan un comportamiento arriesgado”. “A través de estos sitios web, el ordenador se infecta y los datos se pierden”.

Lofgren defendió y alabó el trabajo de los expertos en tecnología de la información del Congreso, que fueron quienes descubrieron los ordenadores infectados y se lo notificaron a los miembros. Asimismo, describió el incidente como “una lección” para los legisladores y concluyó: “las intrusiones son una parte del precio que debes pagar cuando utilizas el ordenador para visitar un sitio web potencialmente peligroso”.
 
Los Angeles Times
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