Las pérdidas por fraude bancario en todo el mundo superan el billón de euros al año, aunque la mayoría de entidades desconoce las cifras exactas, según un estudio de First Data publicado por Europa Press.
Según dicho informe, en el que se han recogido las experiencias y opinión de 52 bancos de Europa, Asia y Oriente Medio, la mayoría de los fraudes se comete a través de cajeros automáticos (36%) y TPV (35%). Sin embargo, los fraudes a través de la red y entornos sin tarjeta suponen tan sólo el 25%.
El informe señala que uno de los métodos preferidos por los delincuentes es el "skimming" que consiste en duplicar la banda magnética de la tarjeta, mediante un dispositivo que lee y reproduce la información de la original. De hecho, tan sólo en 2005, más de 3000 tarjetas en Europa se vieron afectadas lo que suposo pérdidas de más de 44 millones de euros.
No obstante, aunque los fraudes en entornos sin tarjeta y online supongan un porcentaje menor, el informe apunta que es una práctica cada vez más extendida. Durante este año, los ataque por "phising", correos electrónicos falosos que solicitan las claves secreatas de acceso a la cuenta bancaria, se han incrementado un 38%.
Los expertos señalan que la tecnología es una herramienta necesaria para sus entidades, aunque reconocen que es un arma de doble filo; no sólo ayuda a contrarrestrar el fraude, sino que abre nuevas vías para los defraudadores.
Por otra parte, cada país e incluso cada banco, tiene su propio sistema de identificación del fraude. Por eso, los bancos empiezan a plantearse la necesidad de coordinarse para hacer frente al fraude de manera conjunta. No obstante, el carácter restrictivo de la ley vigente y la competitividad entre las distintas entidades dificulta este trabajo.
El informe señala que uno de los métodos preferidos por los delincuentes es el "skimming" que consiste en duplicar la banda magnética de la tarjeta, mediante un dispositivo que lee y reproduce la información de la original. De hecho, tan sólo en 2005, más de 3000 tarjetas en Europa se vieron afectadas lo que suposo pérdidas de más de 44 millones de euros.
No obstante, aunque los fraudes en entornos sin tarjeta y online supongan un porcentaje menor, el informe apunta que es una práctica cada vez más extendida. Durante este año, los ataque por "phising", correos electrónicos falosos que solicitan las claves secreatas de acceso a la cuenta bancaria, se han incrementado un 38%.
Los expertos señalan que la tecnología es una herramienta necesaria para sus entidades, aunque reconocen que es un arma de doble filo; no sólo ayuda a contrarrestrar el fraude, sino que abre nuevas vías para los defraudadores.
Por otra parte, cada país e incluso cada banco, tiene su propio sistema de identificación del fraude. Por eso, los bancos empiezan a plantearse la necesidad de coordinarse para hacer frente al fraude de manera conjunta. No obstante, el carácter restrictivo de la ley vigente y la competitividad entre las distintas entidades dificulta este trabajo.
Cinco Días (4-09-2007)