Una ciudadana rumana ha sido condenada a un año de cárcel por un juzgado de San Sebastián, acusada de participar en una estafa de phishing.

La sentencia del caso reconoce que en este tipo de estafa los “muleros” “no tienen intervención directa en la detección de las cuentas” de Internet de las víctimas, si bien constata que sin la participación “directa” de estos intermediarios el delito “no se puede consumar”.

El escrito judicial explica que la ciudadana rumana juzgada en San Sebastián hacía funciones de “mulera”, aunque durante la vista oral dijo desconocer que estaba actuando de manera ilícita.

La acusada recordó en el juicio que había recibido en su correo electrónico una “oferta de trabajo”, según la cual iba a percibir en su cuenta bancaria una serie de cantidades que, a cambio de una comisión de un 5%, tenía que hacer llegar a unas terceras personas.

La jueza del caso rechaza que la procesada actuara de forma inocente en la estafa ya que, en su opinión, resulta extraño que una persona no sospeche de la ilegalidad de este tipo de actuación cuando le proponen recibir transferencias en su cuenta bancaria.

La magistrada constata además la existencia de “numerosos elementos” que podían haber hecho “desconfiar” a la procesada, teniendo en cuenta que las transferencias suelen ser de unos 2.000 euros.

En este caso concreto, los hechos delictivos tuvieron lugar el 22 de noviembre de 2006, cuando la procesada recibió en su cuenta corriente una transferencia fraudulenta de 2.870 euros que, a pesar de ser consciente de que no se había realizado de forma lícita, la acusada debía enviar a una dirección en el extranjero.